LA RODA DE ANDALUCÍA

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sábado, 26 de abril de 2008

EL PELICANO

PIE PELICANE, IESU DOMINE,
ME INMUNDUM MUNDA TUO SANGUINE

Buen pelícano, Cristo Jesús. Es la comparación de los primeros cristianos para referir el gran amor de Jesús al Hombre.
La imagen del pelícano, se diría que mirando a un tiempo a Jesús muerto y a sus hijos, nos lleva a momentos de reflexión.
Si el pelícano adulto no encuentra comida para sus hijos, en vez de abandonarlos, les da de comer...pero de su propio ser, arrancando trozos de carne con su puntiagudo pico y alimentando de esta manera a sus crías con su propia carne y sangre en sacrificio de su misma vida. He aquí el parecido con Cristo, que nos alimenta real y verdaderamente con su Cuerpo y Sangre siempre que lo recibimos en el Memorial de la última Cena. El sacrificio eucarístico del Cuerpo y la Sangre de Jesús se convierte así, por los misterios del Amor, en nuestro Pan y Vino; y nos testifican las palabras de Jesús en el Evangelio de San Mateo: PORQUE TODA LEY EN ESTA SOLA PALABRA SE CUMPLE: AMARÁS A TU PRÓJIMO COMO A TÍ MISMO.
Semana Santa tras Semana Santa, nuestro paso del Santo Entierro viene a recordarnos la trágica y sublime Pasión de Cristo.
Le tenemos yacente, pero siempre Dios. Su resurrección será inmediata.
Una de las locuras que más sorprende al forastero, es la que emprendemos cada año con la Semana Santa; cuando alrededor de la luna que cambia el invierno en primavera, el azahar revive los aromas y el pulso aligera el rumbo del deseo.