El próximo viernes será el último ensayo de los dos pasos de nuestra hermandad. Como ya viene siendo habitual en estos últimos años, hemos podido disfrutar viendo como cada viernes, nuestra casa hermandad se llenaba de costaleros, dispuestos a darlo todo debajo de su parihuela.
Desde aquí quiero dar las gracias a mucha gente. Gente anónima, que no quieren ser para nada protagonistas, pero que sin su colaboración, nada de esto sería lo que es.
Gracias a todos los costaleros, por hacernos ver que están dispuestos a darlo todo por su hermandad, especialmente a los que no viven en La Roda, pero que cada viernes acuden a su cita. ¿Y que voy a decir de los que no son hermanos y también están con nosostros. Algo muy fuerte tienen que sentir en su interior y que les empuja a meterse debajo de un paso, aunque para ello tengan de desplazarse desde un monton de kilometros. Pero que a la vez ellos saben que aquí se encuentran como en su propia casa.
Gracias también a los costaleros que son de otras hermandades de La Roda. Todos juntos dan cada año una lección más de las muchas que se aprenden bajo las trabajaderas: la convivencia.
Gracias a los que cada viernes, cuando acaba el esfuerzo del ensayo, se encargan de reponer las fuerzas de casi 80 personas. No es nada fácil su labor.
Y gracias también a los poquitos que se acercan a la calle, a dar una vuelta a los costaleros de su hermandad. Esa pequeña visita también nos sirve de apoyo.
En definitiva, gracias a todos los que han hecho posible que hayamos cumplido con nuestro primer objetivo.
